Apuntes sobre la creatividad para la transformación de las organizaciones
En el siguiente artículo quiero reflexionar sobre tres puntos en relación con la creatividad:
- La creatividad no es bonita, sino una lucha dolorosa contra nosotros mismos.
- Toda creación surge de la acción.
- Antes de crear orden, crea desorden.
1. La creatividad no está hecha de cosas bonitas y buenos sentimientos. Es algo sucio, violento y salvaje que permite cambiar las cosas de verdad. Sin embargo, la creatividad y la innovación, en boca de todos, se ha convertido en una musiquilla de ascensor, en un ruido de fondo agradable y tranquilizador. Pero lo que es característico de los individuos realmente creativos es la capacidad de no permitirse a sí mismos quedarse atrapados en una definición cómoda y a la moda de la creatividad. Pensar de forma diferente es una cuestión de explorar aquellos pensamientos que nos resultan difíciles de formular, impropios y menos elegantes; aquellos que ni siquiera parecen encajar en la situación y en el debate con los que nos enfrentamos.
Desarrollar una manera de pensar más creativa no consiste solamente en poner al día un talento oculto; sino que se trata, de hecho, de luchar contra las tendencias profundamente arraigadas de nuestro pensamiento, incluso yendo en contra de nuestra propia estructura mental.
El pensamiento normativo. Cuando se trata de la conducta cotidiana, estamos dominados por la costumbre. Algunas de esas costumbres son absolutas —necesitamos comer, dormir y beber—, pero otras son el resultado de la química cerebral. Los hábitos y las actividades cotidianas son una medida evolutiva de protección contra el estrés. Aunque a muchos nos gusta pensar que somos un tanto aventureros y disfrutamos probando nuevas experiencias, dentro de la cabeza llevamos incorporado un filtro que nos impide desviarnos mucho del camino trillado. Tendemos a ver patrones significativos donde existe un ruido sin sentido. Al igual que las cuentas de un collar ensartadas en un cordón, nuestra vida es la conexión entre sucesos aleatorios que rogamos que tengan sentido.
En cualquier momento dado, la mayoría de las cosas están inmóviles. Sujetas a su sitio por un equilibrio de poderes entre las fuerzas que promueven el cambio y las que se oponen a él. El cambio se produce cuando las fuerzas opuestas a él se debilitan o las que lo promueven se fortalecen. Cuando suceden cosas que rompen el patrón, reaccionamos con desconcierto. Dependiendo de lo rápidamente que estas fuerzas disminuyan o aumenten, el cambio será lento y gradual, o revolucionario.
Los sucesos inesperados pueden causarnos dolor y sufrimiento. Pueden hacer que nuestra visión del mundo se tambalee hasta los cimientos y hacer que nos desilusionemos. Estos efectos se pueden sentir durante años, a veces durante el resto de nuestra vida. Sin embargo, son esos sucesos inesperados lo que nos impulsa. Aunque en ocasiones, tememos y detestamos lo inesperado, sin embargo, también conduce a la sabiduría, al genio creativo y a una vida llena de sentido. Exponernos a nuevos pensamientos e ideas que son contrarios a lo que hemos acabado creyendo puede dar lugar a nuevas conexiones neuronales. La mística de lo inesperado —tanto si se trata de una nueva experiencia como de una nueva idea— es como una crema anti-envejecimiento para el espíritu.
La creatividad es ante todo destrucción. -Pablo PicassoHaz click para twittear2. Aceptar e innovar. La creatividad y la innovación están íntimamente conectadas, y normalmente asumimos que pueden tratarse como si fueran una misma cosa. Pero no lo son. La innovación no trata fundamentalmente sobre ideas fantásticas, sino sobre el trabajo duro que conlleva desarrollar una idea y hacer que cobre vida. Mientras que la creatividad no se permite a sí misma, ni debería, sentirse condicionada por el hecho de que las ideas sean productivas, posibles o incluso sensatas: la innovación exige aceptar las limitaciones. Sin embargo, ambas encuentran en las restricciones la posibilidad de libertad.
A menudo se dice que el arte es una de esas cosas que deberíamos tomarnos más en serio, particularmente en los ambientes desalmados de las grandes empresas. Pero rara vez nos fijamos en lo que verdaderamente podríamos aprender de los artistas. Mientras que el trabajo creativo, sobre todo en las grandes empresas, implica una gran cantidad de palabrería, el artista típico es sorprendentemente eficiente en términos de producción: ejecuta mucho más de lo que habla.
Lo que hace especiales a los artistas es que saben que no tiene ningún sentido hablar de las cosas incesantemente, y que toda creación surge de la acción. Si uno trabaja con arcilla, no celebra reuniones para discutir sobre las formas potenciales en las que se podría trabajar con la arcilla; lo que hace es comenzar a trabajarla, moldeándola y dándole forma. De manera similar, reconocemos a los emprendedores verdaderamente geniales no por el número de ideas que pueden generar, sino por su capacidad de llevar a la práctica alguna de ellas.
Esta es la razón por la que es importante que las empresas que quieran construir una cultura más creativa deban trabajar con los procesos que permitan la implementación práctica de las ideas, y no simplemente los procesos que generan ideas. Y uno de los principales factores que permiten llegar a plasmar las ideas en la práctica es el liderazgo. El tipo de líderes, como Richard Branson no se caracteriza por su capacidad para lograr que la gente los aplauda, sino por la forma en la que saben llevar a la práctica ideas que podrían, de lo contrario, estancarse en la empresa debido al temor, a la duda o a la resistencia. Existe una estructura sencilla y recurrente para pensar fuera del redil que llamamos la actitud “¿Y por qué no?”. La actitud “¿Y por qué no?” es un antídoto contra la complacencia. Richard Branson es conocido por una frase muy elocuente: “A la mierda, hagámoslo”. Este “hagámoslo” es la diferencia entre las organizaciones que afirman que son creativas y las que realmente lo son.
La creatividad no tiene que ser agradable para ser efectiva. Reconocer este hecho nos permite revalorizar lo inesperado, desagradable y lo incómodo. Cada organización y cada individuo tienen sus propios puntos de incomodidad y dolor, por lo que es necesario comenzar identificando las normas existentes que dificultan la creatividad. Estas normas adoptan muchas formas y son las que deciden qué se debe considerar importante, agradable, bello, efectivo, etcétera, y guían nuestras acciones y nuestra toma de decisiones. Una vez determinado esto, el siguiente paso es atacarlas, sacudirlas, estrujarlas de forma agresiva y despiadada. Explorar estos puntos de incomodidad dentro de las organizaciones no es algo fácil, ya que nos obliga a plantarles cara a numerosos detalles incómodos acerca de nosotros mismos. Pero puede lograrse si se es brutalmente honesto, se sabe para qué se hace y se trabaja lo suficiente.
Todos los modelos son erróneos, pero algunos son útiles. Cuando decimos que el mundo se mueve demasiado rápidamente, se produce una brecha entre cómo pensamos y cómo actúa la realidad. Cuando sentimos que el mundo se está convirtiendo en un lugar más peligroso, es porque nuestros modelos mentales para comprenderlo no están en sintonía con la nueva manera en que funciona. Muchas empresas le tienen mucho cariño al modelo narrativo y planean su futuro de una manera lineal y ordenada. Otras se adaptan a la nueva era donde las empresas deben tener en cuenta, constantemente, la incertidumbre. Ya no existe el lujo del tiempo. La globalización hace que el mundo esté inter conectado y sea imprevisible. Las cosas pequeñas pueden tener un enorme impacto y el ritmo del cambio se acelera. El futuro no es una entidad fija donde se aplican las mismas reglas hoy que mañana, las condiciones cambian constantemente; y la certidumbre es enemiga de la creatividad e innovación. Cualquier alteración, sea positiva o negativa, puede crear un espacio en blanco en el cual la organización puede reinventarse. Tenemos, pues, que convertirnos en “animales de cambio”. Pero, ¿cómo hacer para imaginar lo inimaginado?
“Es el salto, no el paso, lo que posibilita la experiencia.” -Heiner MüllerHaz click para twittear3. No podemos crear resultados; sólo podemos crear las condiciones para que pueda pasar algo. Hasta cierto punto, la duda es señal de nuevas ideas. Todo progreso empieza haciendo preguntas, pero cuando se trata de explotar nuestra relación con lo desconocido, se puede pensar que sembrar dudas es algo contraproducente para la búsqueda de la iluminación que impulsa los descubrimientos científicos y el avance de la sociedad. Sin embargo, asustarnos con el escenario más pesimista acerca del mercado financiero o las consecuencias de la globalización no nos ayuda a comprenderlo. A las personas creativas que explotan lo inesperado casi nunca les importan asuntos tan triviales como los hechos o la realidad.
Solamente del desorden puede crearse un nuevo orden. Un primer paso para generar desorden y nuevas posibilidades, es decir, generar un proceso de diferenciación, consiste en apuntar en una lista las cinco cosas que consideramos cruciales en nuestro trabajo o empresa, y entonces tratar de trabajar con su antítesis. Así, si la empresa piensa que es importante trabajar de forma más próxima al consumidor y centrarse en la tecnología, es muy probable que sea mucho más productivo ignorar esas directrices algunas veces y centrarse, en su lugar, por ejemplo, en el diseño. Para llegar todavía más lejos, tenemos que intentar cuestionar al menos tres aspectos de nuestra empresa (o actividad): por ejemplo, su estrategia, o la manera en la que desarrolla su propio trabajo, o cualquier otra actividad que queramos cuestionar.
Preguntas inapropiadas. La mayoría de las empresas y organizaciones afirman que quieren ser creativas. Pero ¿cómo podemos comprobar si realmente lo son? Existe una prueba muy simple para medirlo: debemos comenzar contestando a las siguientes cuestiones:
- ¿Qué es lo que uno nunca debe hacer?
- ¿Qué está prohibido?
- ¿Qué es inapropiado en mi sector o mi empresa?
A continuación, hay que responder a las siguientes preguntas:
- ¿Cuándo hice/hicimos por última vez alguna de las cosas anteriormente dichas?
- ¿Por qué no hice/hicimos alguna de las cosas anteriores?
Si no nos escandalizamos, si no polarizamos, la idea no tiene fuerza. La repugnancia, la vergüenza, el miedo y el dolor son manifestaciones puras de cómo se dan a conocer las limitaciones presentes en nuestra mente. Gracias a ellas, podemos sentir el statu quo de nuestra mente de una forma muy tangible. Lo repugnante y doloroso es algo muy potente que crea incomodidad y una sensación de haber transgredido las reglas. En este sentido, nos proporciona un buen ejemplo pedagógico a la hora de explorar los límites de nuestro pensamiento normal. Una vez que hemos empezado a romper con el pensamiento convencional y cómodo, necesitamos comenzar a re-evaluar el contexto en el que tiene lugar nuestro pensamiento.
El proceso creativo necesita contar con resistencia para poder desarrollarse. Toda idea que no se encuentre con alguna persona que la rechace o que discrepe es forzosamente una mala idea, ya que, obviamente, no resulta provocadora, ni plantea ningún desafío. La polarización es una de las señas de identidad de una idea verdaderamente disruptiva.
“Todo lo que nos rodea está dormido. La función del arte es la de despertar aquello que duerme. ¿Cómo? Lo giras hasta que despierta.” -Víctor SchklovskyHaz click para twittearExisten tres papeles clave dentro del campo de la resistencia productiva o tres tipos distintos de pruebas y de críticas a las que una idea debería someterse para poder desarrollarse. Estos arquetipos de la provocación los puede asumir una única persona, aunque no es infrecuente que las personas tiendan a adoptar de forma natural uno de ellos:
- El guardián. Se caracteriza por reaccionar de manera escéptica ante nuevas ideas. Este papel es necesario para la evaluación de una nueva idea. Un guardián es el indicador del potencial de las nuevas ideas y constituye uno de sus puntos de control más críticos.
- El abogado de diablo. Una vez que estemos seguros de que “el tradicionalista” está debidamente irritado, es importante que la idea se someta al abogado del diablo, un papel que asegura, a través del análisis escéptico y un examen riguroso, que las nuevas ideas no se aceptan de manera acrítica. El abogado del diablo es un rol en el que tenemos que ser capaces de cuestionar una idea desde numerosas perspectivas distintas, pero dejando al oponente al mismo tiempo el espacio necesario para desarrollar y fortalecer su pensamiento, de manera que pueda preparar un contraataque. Toda organización debería contar con varios “tocapelotas ilustrados”.
- El competidor. Cada cambio conlleva una parte de competición, y en una organización creativa tienen que existir maneras de utilizar la pasión y la fricción que la competición aporta. Si observamos algunos de los proyectos de innovación más destacados, podemos ver como todos tenían un claro competidor o crearon uno para desarrollarse en sintonía con él.
Todos estos roles son algo que los líderes competentes deben cultivar en sus organizaciones, aunque estos papeles también funcionan de manera individual. Si estudiamos a las personas creativas, nos daremos cuenta de que, con frecuencia, y a veces de forma inconsciente, intentan localizar personas que pueden desempeñar estos papeles.
Estos tres puntos son sólo algunos humildes apunte para poder seguir prosperando en este mundo de cambios vertiginosos y que requieren acción, rapidez, decisión y trabajo inteligente. ¿Cómo podemos generar, en un clima de carrera por la supervivencia, regalos que contribuyan al progreso y bienestar del mundo? La creatividad es un viaje de aventura que requiere conexión con uno mismo, generosidad, valentía, interés por lo que sucede a nuestro alrededor y empatía.
La creatividad da la bienvenida al desequilibrio de nuestras incertidumbres actuales; acomete con violencia implícita los desafíos con el objetivo de habitar el espacio desconocido y de crear así, los mitos del futuro, hoy.
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Originally posted 2017-08-04 11:07:45.